La energía, como bien dice Hellinger, en la que se desarrolla una constelación, es un campo de sabiduría.
Es el campo en donde la persona habita. Es el lugar en donde se manifiestan las coordenadas internas que dan la vida a la persona. Es expresión, a su vez, de todo lo que ocurrió en el sistema amiliar y que da la vida al ser humano. Todo lo que ocurrió, tanto lo bueno como lo dramático, situaciones que se vivieron en shock, que no tuvieron solución, que no se pudieron expresar…
Ahí se expresarán todas esas coordenadas: duelos que no pudieron ser hechos; situaciones en donde las personas no pudieron ser reconocidas, despreciados por el clan por haber aportado dolor en las familias mediante conductas desestructuradas, alcohólicos, infidelidades familiares, personas que no han podido ser vistas porque han nacido y rápidamente han sido eliminadas, suicidios, desaparecidos en guerras, abortos que tampoco se tienen en cuenta…
Habrá que saber que un aborto es un ser humano que ha sido engendrado y que tiene también la necesidad de ser reconocido. A nivel sistémico y a través del campo cuántico, podemos observar que un
aborto tiene el mismo peso que puede tener un jefe de clan o abuelo, etc… no hay diferencias.
De los cimientos en los que se basa la teoría sistémica, el más importante es el reconocimiento hacia el padre y la madre que dan la vida al ser humano. Si eso no ocurre, no se toma, no se asume, no se puede disfrutar la vida.
La madre proporciona la vida con unas coordenadas, importadas de su propio sistema o/y aprendidas, no importa… Pudo o puede estar presente o ausente; pero lo importante no es mirar, juzgar o analizar cómo fue todo eso… lo realmente importante es que entrega la vida al ser que viene y ahí es donde tenemos que poner toda la atención y reconocimiento. Eso es lo realmente misterioso; lo rotundo… Lo demás son detalles: La manera en que pudo realizarlo, la forma ausente o presente… Eso, como digo, ¡no son más que detalles!
La vida nos ha sido transmitida a través de muchos eslabones. En ellos ha habido de todo. Han aguantado y soportado multitud de situaciones que finalmente nos han permitido venir a la vida ajustados a unas coordenadas. Ha habido etapas donde ha podido pasar de todo y otros momentos más tranquilos.
Lo que yo llamo tsunamis familiares, tal vez lo más dramático y lo más grave para un sistema familiar, es cuando una mujer que sostiene y da permiso a que los eslabones sigan creándose, pierde la
vida, a veces con el hijo, en el parto o como consecuencia de ello,… creando un tremendo dramatismo, un tremendo shock en el sistema familiar, donde ni los padres de ella pueden asumirlo, ni los hijos que deja, ni el propio marido.
Lo que puede o suele ocurrir en estos casos es que el hombre, en estas condiciones, repara rápidamente uniéndose a otra mujer, creando un clan mayor teniendo más hijos. Y esa primera mujer, esa
primera madre puede ser olvidada, enterrada y no reconocida al llegar la siguiente mujer. Esta última, de una manera natural, biológica, animal, por así decir, va a tratar de evitar que quede un solo rastro de la anterior mujer… le va a costar mucho asumirlo… Pero serán los hijos de esta primera madre, los que difícilmente van a poder asumir ese reemplazo y lo más corriente es que puedan ser entregados a otras partes del sistema familiar, abuelos, tíos, o saldrán muy jóvenes de casa llevando esa carga.
En otras ocasiones se les dispone para cuidar del resto de hermanos que vayan a venir.
En la medida en que esta mujer, la primera, pierda la vida y sea “tapada” por la siguiente y por el propio marido, se crearía tal gran convulsión en el clan familiar que todos podrían pagar por ello. Lo único que realmente sería necesario para sanarlo es reconocerla y darle su lugar. Cuando eso no ocurre se podrían crear secuelas que harían resentirse a los siguientes matrimonios y parejas.
En el caso de que sí sea reconocida y el propio hombre y los hijos de ese sistema familiar puedan tomarla en cuenta, automáticamente habrá algo que se sana y esa siguiente mujer, aunque ocupe su lugar, va a poder ser bien recibida y esos niños van a poder también vivir sin cargas.Esa primera madre, la biológica, vivirá en ellos, en los hijos y esta segunda solución permitirá la sanación.
Eso es un ejemplo de orden, es un ejemplo de respeto, de pertenencia, de compensación. Un segundo matrimonio nunca va a poder funcionar al 100% si no ha sido concluido un primer matrimonio y concluido significa reconocido y agradecido en todo lo que fue. Especialmente, en los hijos que quedaron.
El campo de información contiene a todo este sistema familiar y todo lo que ocurrió. Ahí el juicio no tiene lugar. La vida es y ese es el único terreno que tenemos bajo los pies. Cuando podemos poner fuerza en reconocer, agradecer y transitar sobre él, todo toma coherencia y coexiste en equilibrio.
A menudo en nuestra cultura utilizamos “los deberías” que nos sirven de tapadera para evitar vivir las cosas tal como ocurrieron y que incapacitan el reconocer, tomar y asumir la VIDA . El debería” no tiene lugar.
Acoger lo que hay, lo que fue es lo que permite continuar en el baile de la vida… Una vez dentro de este campo de información, lo mágico, lo milagroso es que todas estas situaciones que pudieron
ocurrir, tal como muertes dramáticas, desórdenes familiares, dramas… se expresarán en la constelación familiar.
Las personas que crean el taller de las constelaciones representarán a ese sistema familiar. Los representantes no tienen más que tomar conciencia de sí mismos, equilibrarse, centrarse y reconocer que están sumidos, como una esponja, en un líquido: en ese sistema familiar. Y no hay que pensar ni que actuar, no hay expectativas; simplemente hay que dejarse llevar y automáticamente ese campo de información expresa e informa al consultante. Le aportará toda la información necesaria para su comprensión.
Va a hacer interactuar a los representantes de su sistema familiar de una manera lógica y visible, tal como son las coordenadas de ese sujeto dentro de su sistema familiar. Esa expresión del inconsciente, esa visión, es la que le va a permitir al cliente darse ese permiso para una profunda comprensión desde donde emerge una mirada distinta con un cambio automático de conducta. Esa visión, en definitiva, creará un impacto en la persona y en su manera de relacionarse con la vida.
El constelador o facilitador tiene el permiso de poder hacer consciente y de ordenar, por así decir, ese sistema familiar. Permite que emerja dónde está la intrincación, dónde está el desarreglo o desorden que crea ese desfase. Desde ahí podrá decir una serie de frases, una serie de palabras clave que el/los representantes van a sentir y esas emociones que se despiertan en ellos, ese sentimiento y comprensión le harán mirar de una manera diferente a todo lo que pasó.
Ese paso hacia la vida puede ser un paso definitivo en el que podamos llegar a un arreglo y finalmente a la reconciliación total, desde donde la persona pueda tomar la vida, al padre y a la madre completamente o simplemente puede ser un primer paso hacia la vida que sería siempre un paso de comprensión y reconocimiento para que los siguientes pasos le permitan llegar a una solución satisfactoria, siempre hacia la vida.
Dice Hellinger que este campo de información, ese fluido por así decir, en el que se expresa una constelación, esa energía no pertenece a la tierra y lo dice muy claramente: No es una fuerza como la de la gravedad. No es una fuerza como la fuerza centrípeta o una fuerza de fisión o fusión nuclear; es algo más grande mucho más complejo que no podemos más que respetar, confiar en él y dejarnos llevar y que, en realidad, cualquiera de nosotros puede reconocer y sentir. Es una energía que realmente cumple con las claves ocultas de ese sistema familiar representado.
Mirar a esas coordenadas, asentir a lo que es, a lo que fue e incluso a lo que será es lo que instala al ser humano dentro de unas coordenadas de estabilidad y de vida posibles. Ahí la razón pierde la fuerza. La pregunta es: ¿queremos tener la razón o la vida? Vaciarse de información, estarse quieto, recogido, centrado, equilibrado, tomando conciencia del cuerpo, tomando conciencia de la respiración, tomando conciencia de ese gran vehículo que tenemos que nos permite sentir y expresar: Nuestro cuerpo.
Las constelaciones es una de las herramientas más potentes que existen. Permiten la sanación porque nos permiten comprender y entrar dentro de esa dinámica de la vida y amarla; porque la vida, la
única manera de poderla vivir es amándola y no razonándola. Estamos en coherencia a lo que fue.
Somos expresión y resultado de lo que fue. Es por eso que traemos esa gran mochila llena de todo lo que no pudo resolverse en generaciones anteriores para volverlo a revivir como nuevo intento de solución y también de todo lo que es y pudo ser y prueba de ello es poder disfrutar de un cuerpo que funciona, sano: piernas, manos, ojos, etc… todo eso es una maravilla y toda esa maravilla es heredada e incluso perfeccionada por su propia evolución. Lo que no pudo ser mejorado se quedó ahí en shock, sin solución y las siguientes generaciones lo seguirán viviendo de una u otra manera. La solución es reconocerlo, amarlo, tomarlo, asumirlo y esa es la única manera en la que podemos avanzar y, finalmente, en ese avance tomar la vida; decir sí a lo que hay; a lo que fue; tomar a los padres que fueron o son, tal cual nos dieron la vida, tal cual nos llevaron adelante y da igual el cómo lo hicieron, porque en definitiva hicieron lo que pudieron, en fidelidad a lo que les dieron a ellos. No hay juicios de valor.
Para mí, las nuevas constelaciones cuánticas de Hellinger son una herramienta poderosísima y a la vez de lo más sencilla y contundente. El trabajo con ellas es desde el respeto más profundo y siempre, en movimiento HACIA LA VIDA.